domingo, 18 de mayo de 2008

EDUCACIÓN SEXUAL PARA PREVENIR,
ANTICONCEPCIÓN PARA NO ABORTAR,
ABORTO LEGAL PARA NO MORIR
LA MUJER DECIDE,
LA SOCIEDAD RESPETA,
EL ESTADO GARANTIZA

Aborto inseguro = Mortalidad Materna

Estas palabras fueron el lema de la Red Informativa de Mujeres de Argentina (Rima) el 28 de Septiembre “Día por la Despenalización del aborto en América Latina y el Caribe”
.La OMS estima que el 13% de las 600.000 muertes, aproximadamente, relacionadas con embarazos a nivel mundial resulta de abortos inseguros.
. La mortalidad por aborto inducido es de 0,2 a 1.2 por cada 100.000 abortos en países donde el aborto está permitido.
. En países donde el aborto esta penalizado se encuentran 330 muertes por cada 100.000 abortos.
. La OMS estima que cada año ocurren 20 millones de abortos inducidos.

En Argentina
En el país se estima que se realizan entre 500.000 y 700.000 abortos por año, con una población de 37 millones y aproximadamente 700.000 nacimientos anuales. (1)
Según estimaciones recientes, esta cifra podría estar cercana al millón de abortos anuales, según explicó el doctor Roberto Nicholson, ex profesor de Ginecología de la UBA. Esta diferencia habla del subregistro de las causales, ya sea por ocultación del médico o por parte de la mujer para no ser condenada. Según un relevamiento del CEDES (2) en seis provincias, el 27,4 por ciento de las defunciones de mujeres en gestación en las provincias estudiadas es producto de complicaciones del aborto y demostró que el riesgo de muerte de mujeres gestantes aumenta diez veces cuando la estructura hospitalaria no es la adecuada.
En nuestro país la falta de educación sexual, de servicios de salud reproductiva y la ilegalidad del aborto, se pagan con los cuerpos y las vidas de las mujeres y los jóvenes.
Por dicho motivo algunas mujeres y hombres nos encontramos peleando por una sociedad más justa y equitativa, que respete el derecho de las mujeres a la autodeterminación, a la vida y a la salud, confluyendo de esta forma, con todos los movimientos sociales y políticos, que incluyen en su definición de democracia la dimensión de los derechos de las mujeres, la salud y la sexualidad.
El aborto seguro no debe ser un privilegio de las mujeres que tienen recursos para pagarlo.
El aborto peligroso debe dejar de ser la primera causa de muerte por gestación para las mujeres pobres.
No hay democracia verdadera ni respeto a los Derechos Humanos en las condiciones de pobreza y desamparo creadas por el neoliberalismo. Las desigualdades económicas agravan las inequidades de género, que reclaman un profundo cambio cultural.
Poder elegir. Ésta es la clave, la posibilidad de que las mujeres podamos pensar por nosotras mismas. Esa es una de las diferencias que tenemos las mujeres de los animales, la posibilidad que “Dios nos dio” de poder decidir por nosotras mismas y que el hombre nos quitó. Tener hijos debe ser siempre una elección y nunca una condena, pero la hipocresía social obliga a mujeres y profesionales a actuar en la clandestinidad, corriendo el riesgo de muertes evitables o secuelas permanentes. La clandestinidad y la ilegalidad llevan a beneficiar a unos pocos, que hacen un negocio sumamente lucrativo basado en la necesidad de las mujeres.
Hoy, frente a la cantidad de casos de complicaciones post-abortos que llegan a los hospitales, muchos profesionales se enfrentan al dilema de elegir entre ser cómplices de sus pacientes o denunciarlas. Según una encuesta realizada por el CEDES (2), ocho de cada diez ginecólogos que trabajan en hospitales públicos de Buenos Aires, están de acuerdo en que la despenalización del aborto reduciría la muerte materna.
Toda mujer que toma la decisión de abortar, lo hace con una terrible carga afectiva, incertidumbre y sentimiento de culpa. En ese marco es de esperar que el sistema de salud le brinde seguridad y protección, siendo la denuncia una forma despiadada de violencia institucional. Se debe asumir el compromiso de atender este importante problema de la Salud Pública, para que se deje de utilizar al aborto como recurso anticonceptivo, haciendo realmente efectivas las prestaciones y asistencias sobre planificación familiar.
Desde el punto de vista sanitario la despenalización del aborto es una medida necesaria, para evitar las consecuencias físicas y psíquicas que dejan las complicaciones de estas prácticas, y a su vez permitir a los profesionales de la salud actuar libremente cuando llegan las pacientes a los establecimientos públicos.
La plataforma de Beijing (3) establece que los países deben "reconocer y afrontar las consecuencias que tienen para la salud los abortos peligrosos, por ser una cuestión de gran importancia para la salud pública”... y al mismo tiempo "considerar la posibilidad de revisar las leyes que prevén medidas punitivas contra las mujeres que han tenido abortos ilegales”.
El aborto continúa siendo un punto neurálgico en el tema de los derechos reproductivos de las mujeres, y un aspecto medular de la política de nuestros estados, que parecen proclives a ceder frente a las posiciones conservadoras que presionan por mantenerlo penalizado. Entrampadas en sus propios miedos, las clases dirigentes de nuestros países no saben cómo resolver el dilema: mantener la penalización del aborto y disminuir --hasta eliminar-- su incidencia como causa de muerte entre las mujeres, lo que no es posible, pues encierra una contradicción. De otro lado, la protección de la vida del concebido puede convertirse, además, en una verdadera traba para la despenalización del aborto e, inclusive, empujar la corriente hacia la consolidación de las posiciones de quienes pretenden retroceder lo avanzado hasta ahora.

¿Por qué se penaliza el aborto?
La prohibición del aborto es parte de las prácticas que tratan de controlar la sexualidad de las personas. Quienes penalizan el aborto consideran que el ejercicio de la sexualidad es sólo para la reproducción, además consideran que la reproducción no es un acto humano sino es la consecuencia de un mandato divino en el cual las personas humanas no pueden intervenir. Desde hace varias décadas el avance de la ciencia permite realizar una interrupción del embarazo en condiciones seguras para la mujer.
La clase política en nuestra región está fuertemente influenciada por las iglesias, particularmente por la católica que no sólo sanciona el aborto sino toda forma de control de la natalidad. La penalización del aborto está contribuyendo al aumento de embarazos no deseados y a la mortalidad de las mujeres sobre todo aquellas que no cuentan con recursos económicos y recursos institucionales
El debate sobre el derecho al aborto siempre despierta opiniones encontradas. Por motivos éticos, religiosos y políticos se enfrentan defensores y detractores de esta viejísima práctica a la que las mujeres han recurrido, históricamente, para decidir la interrupción de sus embarazos.
Asunto de mujeres, asunto de clase
Suena paradójico, pero lo cierto es que los que más opinan – y en contra- del aborto son varones. Mientras nosotras somos las que quedamos embarazadas, las que debemos hacernos cargo de la crianza de los hijos y también las víctimas del abuso y las violaciones, la decisión de interrumpir el embarazo nunca es atributo exclusivo de las principales interesadas.
Ellos se oponen, empezando por los representantes de las Iglesias hasta los jueces, pasando por los políticos y algunos médicos.
Las mujeres estamos condenadas a morir, condenadas a penas de prisión y condenadas moralmente por la sociedad cuando recurrimos a los abortos clandestinos, mientras callamos este tema por temor, por la vergüenza que nos enseñaron que debíamos tener.
Pero estas instituciones contrarias al aborto, mientras tanto, sostienen una doble moral que se podría resumir en 'haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago'.
Las esposas y las hijas de los jueces, los políticos y tantos otros, acceden a abortos en condiciones de asepsia y seguridad. También pueden hacerlo otras mujeres de clase alta, incluso muchas de clase media, que conocen los lugares donde se pueden practicar un aborto por cifras que van de los $ 2.000.- a los $ 5000.-, con médicos, anestesistas y monitoreo cardíaco que reducen a cero los riesgos de cualquier intervención quirúrgica menor.
Entonces ¿quiénes son las mujeres que mueren? Son mujeres desocupadas, empleadas domésticas, obreras y empleadas con bajos salarios, las que trabajan en venta ambulante, las de los barrios pobres, las que se encuentran en situación de prostitución... La lista es larga, pero esas mujeres son las mujeres que menos importan a los poderosos: las de la clase obrera y los sectores populares.
Que las mujeres podamos construir nuestro proyecto de vida con dignidad empieza por:
· Decidir si queremos tener hijos/as y cuándo.
· Demandar la más amplia información y educación sobre sexualidad.
· Defender que la sexualidad es parte constitutiva de nuestra identidad, que podamos elegir
nuestra sexualidad y buscar el placer.
· El respeto al derecho de toda mujer, si así lo deseare, a interrumpir su embarazo mediante
el aborto seguro, libre y gratuito, realizado en hospitales públicos, garantizando la salud
psicofísica y la dignidad de la solicitante.
Patricia H. H. Cachenelensson
Licenciada en Trabajo Social (U.B.A.)
Profesora de Sociología y Políticas Sanitarias
Fuentes: www.rimaweb.com.ar
1. Salud y aborto en Argentina: de las propuestas a los hechos, Córdoba, 2004.
2. CEDES: Centro de Estudios de Estado y Sociedad
3. Conclusión de la IV Conferencia Internacional sobre la Mujer, Organización de las Naciones Unidas, 1995.




ARTILUGIO:
1 Mecanismo o aparato de manejo complicado: “se ha comprado un coche lleno de artilugios que no sabe para qué sirven.”
2 Artimaña, ardid.
Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L.


1 m. desp. Mecanismo artificioso, pero de poca importancia y duración.

2 fig.Trampa.

Diccionario Enciclopédica Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.

1 s. m. desp. Dispositivo, mecanismo, artefacto.

2 Trampa, enredo, engaño, artimaña.

Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos de la Lengua Española 2007 Larousse Editorial, S.L.


En informática, un artilugio (widget) es una pequeña aplicación o programa, usualmente presentado en archivos o ficheros pequeños que son ejecutados por un motor de widgets o Widget Engine. Entre sus objetivos están los de dar fácil acceso a funciones frecuentemente usadas y proveer de información visual.